jueves, 22 de mayo de 2014

Óbito: un asesinato, cuatro sospechosos

Hace dos semanas estrenó “Óbito”, una comedia policial de Javier Daulte dirigida por Gustavo Lioy. Es una obra teatral accesible que lleva a una expectación activa impulsada por la necesidad de resolver el misterio. Sus cuatro personajes están bien estereotipados para aportarle humor a la incertidumbre. Un empleado hipocondríaco. Una secretaria tonta. Una jefa tosca. Un viejo gordito y canoso. La puesta en escena está acompañada de elementos escenográficos y musicales que nos sitúan en los principios de los ’90 en una oficina donde la burocracia es la protagonista, incluso para llevar a cabo un asesinato.



Lioy, en diálogo con Sinestesia Radio, señaló que se trata de una comedia policial “porque tiene un ritmo de comedia, tiene situaciones que son muy divertidas, muy absurdas; pero además es un policial negro: hay un asesinato, no se sabe quién es el asesino, quien es la víctima… el arma va pasando de mano en mano”.

Es una obra que habla acerca de la maldad institucionalizada, la maldad enquistada en una organización”, sentenció Gustavo. Y agregó que esta organización podría ser una empresa privada pero también una estatal. “De hecho, los dos empleados que están ahí en la oficina son típicos empleados públicos, empleados que uno reconoce en oficinas gubernamentales, incluso las limitaciones técnicas o los problemas con las computadoras tienen algo de la burocracia del estado”, observa Lioy.

Gentileza Gustavo Lioy

Profundiza el análisis y señala: “Si situamos la obra a  fines de los ’80 principios de los ’90 y contamos que esta empresa está en decadencia, que ya no hay más contratos de crímenes (como había en un pasado que era más glorioso), podemos llegar a hacer una lectura de que esta organización estuvo en su apogeo y en su gloria en la época del proceso y por eso se ha quedado ahora en la democracia sin tanto trabajo”. Luego aclara que esta lectura “no es evidente en la obra”.

La obra permanecerá en cartelera todos los viernes de mayo y junio a las 22 en el Teatro El Arrimadero (Misiones 234, Neuquén). Las entradas salen $70.

Gentileza Gustavo Lioy


 La maldad
“El tema de la maldad para mí es un elemento que Daulte usa mucho en sus obras. Él se lo plantea muchas veces, filosofa a cerca de la maldad -afirma Lioy-  y en este caso en particular el considera que la maldad es estúpida, o sea, los malos son tontos”.

Y la maldad se refleja en los cuatro personajes. “Ellos trabajan de ser malos, trabajan matando gente, arruinando gente, eso forma parte de su empleo”, caracteriza. Y agrega: “No tienen ningún tipo de culpa, la moral no existe pero además la maldad la tienen como su trabajo; no se hacen ningún planteo filosófico,  psicológico,  moral de la maldad: son malos y son malos”.

“Lo que me parece que el autor quiere plantear es: la maldad esta en todos, cualquiera de nosotros puede ser un tipo perverso, un asesino, un criminal; pero en este caso los malos son muy torpes y se les vuelve en contra esa torpeza, esa misma estupidez se vuele en contra de ellos mismos; yo creo que esa es la lectura de la obra”.




 ¿Por qué Daulte?
No es la primera vez (y probablemente no sea la última) que Gustavo Lioy elige la dramaturgia de Javier Daulte para dirigir. Hasta organiza el “Festival Daulte” al que ha venido el mismo Daulte.
La pregunta es inminente ¿Por qué Daulte?

Gustavo: Me gusta mucho su dramaturgia. Me siento muy identificado. Yo no escribo teatro, entonces cuando encuentro un autor que escribe ideas y textos que a mí me hubiese gustado escribir aprovecho y las hago. Y como me ha ido bien, porque al público también le gustan las obras de Daulte, empecé a hacer todas las que aparecían y que me gustaban.

“Tampoco hice todas obras de Daulte, hice de otros dramaturgos también”, aclara enseguida entre risas. Y agrega: “Pero me siento muy representado, me gusta mucho su estilo. Esas ideas tan locas que se le ocurren a él. Esos personajes tan bien escritos. Me siento cómodo haciendo esos textos.”


No hay comentarios:

Publicar un comentario